Jacinto Herrera se levantó con la sensación de que el mundo seguía sin estar de su parte. La alfombra huía de su función atrincherada en un mar de pelusillas debajo de la cama, las zapatillas de estar por casa, escondidas debajo de la mesa, obligaban a Jacinto a arrastrar una pesada silla con ruedas, que llevaban años sin girar mientras los pantalones arrugados y las camisetas malolientes de toda la semana se derrumbaban sobre el escritorio arrastrando a su paso, bolígrafos, folios y pilas gastadas.
Alguien se había dejado la ventana del baño abierta y hacía aun más frio que de costumbre. El desayuno no fue mejor ¿Quién es el que se empeña en que las galletas crujan a pesar de mojarlas durante más de un minuto? ¡No quiero que mis galletas crujan! ¡Quiero que no hagan ruido! ¡Que se deshagan en mi boca! ¡Quiero hacer una torreta de seis galletas, empaparlas de leche y comérmelas bien a gusto! ¡Jacinto Herrera soy yo! ¡Somos todos!
1 comentario:
Ups!!!
Hace tiempo que no pasaba a visitarte pero em encuentro con esto y...
en fin, todos somos un poco si
bss
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