La historia siempre se repite

Lo llevábamos planeando desde hacía dos años.[…] Meses después de haber oído en aquella bizarra película algo de la apasionante historia de Guy Fawkes, aquel héroe idealista que estuvo a punto de volar el parlamento ingles con una tonelada de dinamita, como único remedio a la tiranía impuesta a un pueblo desde su nacimiento.[…] Su plan era espectacular, pues implicaba destruir en un solo instante tanto a la institución como a sus representantes. […]Acabar con el yugo y reconstruir la nación desde sus cimientos.[…] Ahora nosotros teníamos un plan parecido, similar en el concepto, y que aunque obviaba derribar el edificio mantenía la espectacularidad por el sólo hecho que sería retransmitido en directo por todo el país.[…] Las nuevas tecnologías nos facilitaban la forma de acabar con todos: tan solo dos kilos de gas distribuidos en ocho emisores, aunque esas mismas tecnologías y modernidades nos dificultaban el proceso, pues no era comparable la vigilancia que reciben los pasillos del congreso en Madrid en pleno siglo XXI a las alcantarillas de Londres en 1770.[…]No reconozco la potestad de estas leyes ni estos jueces que me juzgan, me parece inmoral que no me dejen explicar las razones que me empujaron a hacer lo que hice.

¿Algo más que declarar?

Ojala pudiera volver al pasado y tener de nuevo el dedo en el gatillo para poder pulsarlo una vez más[…] Es una sensación de placer indescriptible.

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