Juan Corominas, el máximo exponente de la degradación humana, trataba de inhalar algo de oxigeno segundos antes de morir ahogado en su propio vómito. Tres días después del acontecimiento que supuestamente iba a cambiar su vida, moría como un Len Bias cualquiera, arrollado simultáneamente por el éxito y el miedo al fracaso, extraña paradoja para un oficial de mantenimiento.
El acontecimiento detonante de la situación actual de Juan Corominas resulta trivial. Un premio o una oportunidad, ¿Qué mas da? Dinero y sólo dinero ¿O acaso pensasteis en otra cosa cuando hablé de que cambiaria su vida?