tántalo

Tántalo...

¿Sabeis quien era?

...


¿Nadie lo sabe?


...

Pues era un griego que vivió hace muchos años

-¿Con sena la princesa guerrera?

-jajaja, no, bueno, en realidad eso no lo sabe nadie. Tántalo es el nombre de un hombre de una leyenda griega, un mito. Como xhena... ¿Quereis que os lo cuente?

-Siiiiii

-Pero esta no es una historia alegre como las de xhena, en las que todo sale bien y al final ganan los buenos. Es una triste historia de un rey travieso que recibió un horrible castigo...

Tántalo fue un rey, era mitad hombre y mitad dios, como Hercules ¿Sabeis quien era Hercules, verdad?

- Siii, era muy fuerte y era griego tambien

- Pues bien, al igual que hercules, Tántalo era hijo de Zeus y de una mujer. Era amigo de los dioses, y ellos le permitian visitarles al Olimpo, pero un dia le apeteció hacer una travesura y robó la ambrosía de los dioses, su bebida favorita. Los dioses, que lo pillaron le castigaron a vivir en una laguna sumergido en el agua hasta el cuello, y cuando intentaba beber, el líquido huía de sus labios; y cuando alargaba la mano para coger el fruto de los árboles que le rodeaban, el viento lo alejaba de su alcance. Asi Tántalo lleva sufriendo este castigo durante toda la eternidad, una sed eterna, un hambre eterno y teniendo todo al alcance de la mano, a un centimetro de los labios, rozandolo y oliendolo, pero jamás saboreandolo.


A lo que me doy cuenta ya hay dos niñas llorando. Vaya manera de comenzar un blog

3 comentarios:

Anónimo dijo...

al fin te animaste a blogear jejeje

Anónimo dijo...

he leido que El castigo de Tántalo remeda la cena que determinó su confinamiento definitivo
en el inmenso asilo de las almas que Plutón gobierna bajo la tierra.
La cena se realizó un día en que Tántalo convidó a sus amigos los dioses a un gran banquete en su palacio.
Todos los inmortales del Olimpo, comparecieron. No imaginaban las malas intenciones de Tántalo rey de Frigia, a pesar de las innumerables faltas por este cometidas. Una vez había revelado a sus amigos mortales conversaciones que eran del exclusivo interés de los dioses. En otra ocasión robó néctar y ambrosía (bebida y comida de los dioses) para deleitar a sus concubinas. Y en cuanto al perro de Júpiter, que le había pedido prestado a Mercurio, Tántalo no se molestaba en devolverlo. Parecía que ese acomodado e irreverente señor de la Tierra quería jugar con los dioses.
Apetitosas y humeantes, las fuentes de vituallas atravesaban el salón en todas direcciones. Criados engalanados colocaban en los platos de los divinos comensales enormes porciones de carne rosada. No se daban cuenta de que involuntariamente, se hacían cómplices de un doble crimen.
Se percibía sin embargo, una atmósfera sospechosa. La mirada de Tántalo revelaba intenciones malvadas. Los inmortales contemplaban sus platos sin moverse. Sólo Ceres, sin darse cuenta de nada, se sirvió de su porción con gesto delicado. Pero al probar el alimento se dio cuenta de que era carne humana: la de un omóplato.
Los dioses se levantaron indignados. Era la última broma del rey de Frigia. Broma trágica además: el cuerpo servido en el banquete pertenecía al propio hijo del anfitrión.
Era un crimen digno de la furia implacable de las Erinias. Además de un desafío a la paciencia y la sabiduría de los inmortales. Homicidio y sacrilegio. Castigo: el Tártaro.
Para Tártaro, el infierno es un inmenso lago. Con agua hasta las rodillas, el condenado no puede saciar su eterna sed, pues el liquido le resbala de la boca, rehusándose a humedecerle la garganta. Rodeado de árboles cargados de frutas, no puede aplacar el hambre pues las ramas se le escapan de las manos.
Y Tántalo sueña con asados y néctares, dispuestos en una gran mesa preparada sólo para él. Pero nunca los podrá alcanzar por mas que se esfuerce.

Anónimo dijo...

mira que poesia sobre el tema:


Tántalo
Los dioses determinan su venganza
Con impulso cruel e insensitivo,
Haciendo al hombre un mísero cautivo
Sin fe, sin libertad, sin esperanza.

Tántalo sin cesar la mano avanza
Ya con fiera ansiedad, o ardor furtivo;
La sed y el hambre le consumen vivo,
Pero ni el agua ni la fruta alcanza.

El hombre lanza su deseo al viento;
La mujer le recoge y le rechaza,
Se ofrece y se retira en un momento,

Y a la vez se desnuda y se disfraza.
Y el hombre queda solo en su tormento,
Con nada entre los brazos cuando abraza.

Los Angeles, 10 de Agosto de 1997