El mito del árbol de la ropa






No tiene mucho que ver con que alguien decida arrojar el interior de sus maletas por la ventana en un momento de ira, pero los celtas veían en el árbol no sólo la esencia de la vida sino el recurso para predecir el futuro. Curiosamente, este medio tan primitivo era considerado por los druidas el más eficaz a la hora de establecer un pronóstico sobre el destino que espera a cualquier ser humano. Por otra parte, el árbol permitía establecer una comunicación con los tres niveles del cosmos: el subterráneo, por sus raíces que no dejaban de hurgar en las profundidades que recorrían en la continua necesidad de encontrar agua; la de la superficie de la tierra, por medio de su tronco y sus ramas; y las alturas, a través de la copa y las ramas superiores. Siempre reunidos la totalidad de los elementos: el agua que fluía en su interior, la tierra que se integraba en su cuerpo por las raíces, el aire que alimentaba las hojas y el fuego que surgía de su fricción.
Desde el principio de los tiempos el árbol había mantenido una relación vital con el ser humano celta, al proporcionarnos el primer hogar, leña, sombra y alojamiento para las aves que podían convertirse en caza para alimentar a la tribu. Sin embargo, los druidas consideraban que la relación podía hacerse más íntima, si se tenía en cuenta que cada hombre o mujer lleva en su interior un árbol, por medio del cual alimentaba el deseo de crecer de la mejor manera. Debido a que las raíces del árbol se sumergían en el suelo mientras sus ramas se elevaban al cielo, el druida lo consideraba el símbolo de la relación tierra-cielo.
El árbol es símbolo de la Ciencia y sobre su madera han sido precisamente grabados los textos célticos antiguos. Los meses celtas son trece ya que estaban calculados sobre la base del calendario lunar basado en las trece lunas llenas. A cada mes se le asociaba con un árbol cuyas características definen tanto la personalidad de los nacidos en ese periodo, como la energía que impera en ese mes.

No hay comentarios: