Como ejercicio karmatico, y para limpiar las tripas de nuestra conciencia con una especie de bífidus digitalizado hoy os encargaré un ejercicio, mis avispados seguidores:
Antes de dormir, acostados en la cama, coged el móvil y repasad vuestra lista de contactos, desde Abad a Zugasti, desde Abel hasta Zacarias y deteneos al menos veinte segundos a pensar en esa persona. ¿Qué hace ahora? ¿Cuándo fue la última vez que estuvimos juntos? ¿Quiero volver a verlo? ¿Por qué he perdido relación con esta persona? ¿Por qué aun me llamo con esta otra? ¿Será feliz? ¿Acabó la carrera?
Si os sonreís al recordar cualquier anécdota con cualquiera de ellos, es que aún queda esperanza y todavía no sois autómatas nerviosos temerosos de su destino. Si os atrevéis con un mensaje os mereceréis una medalla al valor y mi respeto.
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