Carbón en nochebuena

Un aguacero se derrumbaba sobre las fachadas y los tejados ese viernes. Nadie por la calle y nada que hacer. Era de noche y para esos dos chicos empezaba la jornada. Sólo había que buscar en cualquier cajero algún cobaya, algún bufón que alimentar a patadas y dar otra muestra de que el mundo lo controlan los fuertes.

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