De sus labios no podía escuchar otra cosa, otra palabra
-hola
al cruzar la calle, en el semáforo
-hola
con su propia banda sonora
-hola
como esperando a que parase a hablar con ella sin ni siquiera conocerla
-hola
y yo haciéndome pulgarcito
-hola
o garbancito, el de la col
-hola
mi mandíbula chirriaba como un toldo oxidado al intentar contestar
-hola
¿De qué me conoce?
-hola
¿Podré responder?
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