Ante la estupidez colectiva, que clama por la seguridad vial a la vez que se compra coches de 150 caballos no hay otro método que imponer leyes restrictivas.
Ante la estupidez de los que legislan, cobardes y esclavos ante las urnas, no hay otro método que pedirles que piensen un poco más, que se dejen de radares, y que pongan de una vez tacografos en los coches